Ya se secó el último río de Quisqueya,
por descuido y abandono
o incongruencias fantasmagóricas sin remedio.
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Boqueaban envenenados por las aguas sucias,
inmundas, letal que votan a los ríos de las
alcantarillas y cloacas.
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Qué frenesí el de sus labios redondos
y sus ojos amarillos, e inexpresivos;
tal vez la nada o la palabra inexpresable,
que se llama: -cambio climático-.
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Que todos la conocemos, pero quien puede hacer
algo al respecto se hace el sueco;
como que con ellos no va el tema
y desconocen la última voz del planeta tierra.
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Para ellos ya no hay salvación..
sino escoger entre dos formas de asfixia;
ami no me deja en paz su triste agonía,
el suplicio pidiendo agua limpia,
los habitantes de la tierra y del agua....!
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Su mirada, con sus ojos redondos en mi,
sus suplicas de ser escuchados
y su irrevocable sentencia hacia la humanidad....
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Nunca sabré lo que intentaban decirme
en su idioma, aquellos peces sin voz, que sólo
hablaban el idioma omnipotente....!
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