Como un gigante ciego, alza el mar hacia el cielo sus brazos,
cargado de razones, chorreando sus verdades
hacia un mundo que lo mira indiferente;
círculos de golondrinas de mar y albatros
se agitan en el aire.
Piensan con razón que este mundo
y el hombre que lo habita
están totalmente locos;
arrojan sus desechos sin miramientos
sobre la tierra y la mar....
Piensan sin duda huir, -lo que no saben es adonde-,
pues antes contaban con los anchos mares
y con algo virgen, que era el espacio, -pero hoy-.
El viento muerde las banderas, gira
enloquecido en torno al faro y a la playa;
sin encontrar a que agarrarse...
y una luna o, caralla taina lo observa muy preocupada
sobre un rumor de cocoteros salvajes....
Y yo que me encuentro a orillas de estas playas,
-siempre en movimiento-
muy cerca de la arena con la mar, de tu pelo,
-mulata- ondeando allá lejos,
con esos negros topacios, -que son tus ojos-.
El tono de tu voz acariciándome los tímpanos
y la pálida luna de tu frente tan adorable;
como la luna aquella que moría en el horizonte...!
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