En la orilla del Guadalete viendo caer la nieve,
enero junto al río bañaba los racimos dorados
de tu cabello y tus ojos remozados en miel de la montaña;
y aquella inmensa luna que se asomaba risueña
por la cima ya casi dormida del "Algarin".
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Subía clara ahuyentando las negras sombras,
yo iba perdido, naufrago, entre la nieve y el pantano;
aún tímidas del anochecer,
pues ya no había río, la presa se lo había comido...!
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Cegado por la bruma de tu pelo, de tu pelo negro,
!!Ay, que pelo!! que ahogaba los suspiros en mi garganta;
cuando mi boca y sus horas de niebla te nombraban..
sólo tú yo, el amor y el rumor de la corriente...
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El río musitaba dulces versos de amor,
al ver tu cara reflejada en sus serenas aguas;
la suave brisa de poniente estremecida
apenas se atrevía a mover en la orilla los pétalos
de las tímidas florecillas de un precoz almendro....
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Sólo se oía, bello y dulce como el vuelo del colibrí
al rozar con sus alas distraído los pétalos
de una rosa ya dormida, el roce casi imperceptible
de mis labios bebiendo el dulce néctar de los tuyos..
la noche se llenaba de olores de tímidos lirios,
y mientras en mis manos tu corazón se dormía...!!
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