El poder de la palabra,
nunca lo aspiro en el olor que sube
de mis paellas con este arroz dominicano..
Los langostinos se marcan unas rumbas
con sus amigas las cigalas,
mientras los mejillones junto a los carameles
los acompañan con palmas,
y las gambas flamencas y gitanas
se marcan un taconeo.
-Y ese sofrito con tanto salero-
le hace un sólo de guitarra.
La zanahoria, pimiento, tomate y cebolla,
amistadas al grano de arroz dominicano,
se arrojan a un fin de fiestas,
en el aceite de oliva, de esa flamenca Andalucía;
A mi alrededor escucho los vasos llenándose,
con ese caldo jerezano, que me soplan
al oído, que ya se encuentran preparados,
mientras que tengo que hacer titánicos
esfuerzos por no abandonar la paellera;
con este cuadro tan flamenco, en este
crucial momento, para saborear esos tragos.
Pero tengo que comportarme como un ejemplar
cocinero, con las damas aprendices que me
acompañan y coronar esta paella con éxito,
hasta colocarla en la mesa y saborear el almuerzo....!
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