A babor queda la mar y a estribor quedan las montañas,
con su vieja ermita, entre los pinos y los cocoteros,
se divisan las casitas blancas con sus techos de palma
en el azul del cielo y la mar, las gaviotas
van hablando de viajes, llegadas o naufragios.
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Recuerdo con melancolía en una de las blancas casitas
de la verde isla donde atracamos;
aquel caluroso verana de fuego y, en la madrugada
el olor de la sal y la resina, de pino y las risas alegres
de las muchachas mulatas escondidas entre las ruinas.
***//***
La ví, entre las velas, una de ellas, la más risueña
flameo su rizada cabellera al lado de una ceiba,
irguió el pecho, abrió los brazos al cielo y me dejó
sorprendido y deslumbrado por tanta belleza.
***//***
Luego supe que se llamaba; -Altagracia- con aquel nombre
tan redondo de mujer, en el momento supe
que ya la amaba, -los dioses aplaudieron desde lo alto;
y se hizo de día y llegó el hechizo.
***//***
La mulata empezó a caminar hacia el velero y aguas,
fuego, tierra y aire vibraron a un tiempo,
no supe si era Afrodita o Elena o una hermosa sirena
o Julieta de Pompea, clavando sus flechas en mi devil corazón...
que se niega a envejecer, sólo se de ella
que es una mezcla de español y africano, que trajeron
los españoles hace ya más de quinientos años....!
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