El día que habiten mis viejos zapatos
sobre las redes desaliñadas del tendido eléctrico;
y se narren entre ellos su arrastrada existencia
desde el retiro de las añoranzas y lo inservible...
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¿Cuantas lágrimas nos quedarán por derramar?
oh, mis viejos y sufridos zapatos;
ejemplos vivientes de mis andanzas..
testigos mudos de casi todo lo que fui.
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Pues de noche cuando andaba
por las alcobas, como buena seña
de educación y urbanidad, me los quitaba..
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Cuantas veces lamente sus tribulaciones..
quise llevarlos por los caminos
que no anduvieron y ahonde buscando
una satisfactoria explicación;
por la cual su final es terminar sus días
colgados sobre unos cables
después de vivir lo mejor de su vida arrastrados...!
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Pero después de arduas investigaciones
e conseguido saber que esto es cosa
de los quisqueyanos descendientes de los indios taínos.
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Si los míos que proceden del país
de los zapatos lo hubiesen sabido;
seguro que con cortesía me piden el exilio...!
(Posdata: pero esto cada cual lo interpreta a su manera)
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