Aquel Catón metódico: de los niños,
fue mi primer libro de texto, un amor escolar..
junto con una muchachita delgada y triste,
la que llegó a quererme con intensidad,
tan hondamente que se dejó al pasar por mi vida
todos sus atardeceres y sus primaveras.
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Aún traía su babi de colegiala, era una niña:
!pero como me amaba aquella zagala!
allá en aquel pequeño y oscuro dormitorio,
Fue nuestra primera, recóndita estafeta: !una violeta!.
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Esbeltez de gacela, -tan delgada-
sabiduría de abuela,
comportamiento de Graciela,
y los exquisitos resabios de la escuela.....
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Sus manos de dedos largos y blancos de paloma,
sus manos de niña que me empeñé en besar;
sus manos que acariciaban mi libro, -Catón-
que me dejaron un pétalo de rosa al pasar.
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Que hoy cuando alguna vez lo repaso, me lo vuelvo a encontrar,
!Qué funestos augurios los de aquellas tazas!
!qué hondas serían para ella aquellas tristezas!
!qué vida tan dura y fatal!.
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Aquello no volvió, como todos los amores tan jóvenes,
hoy una gran ciudad y la distancia, la esconden...
fue una página de nuestras vidas que se quedó en blanco...!
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